Maltrato familiar y la soledad

Maltrato familiar y la soledad

Esta es una historia basada en hechos reales. Cualquier parecido con su realidad…
es pura coincidencia

Generalmente el maltrato familiar trae como castigo la soledad

Érase una vez un niño

Esta es la historia de Hugo. Es un niño que nace en un hogar donde el maltrato familiar, es algo que con el paso de los días se normaliza .

Era el mes de Octube del año 1960 cuando Hugo llegó a este mundo, en la región cafetera de Colombia.

Su padre, José, era un asalariado de una hacienda. La mamá era una triste mujer que había abandonado sus sueños para dedicarse al hogar. El trabajo en el hogar consistía en llevar a cabo todas las obligaciones de la casa, así como velar por el cuidado de los niños.

La niñez

La infancia de Hugo transcurre en Quimbaya. Un pueblo Cafetero donde los alumbrados , el 7 y 8 de diciembre, son el evento más importante que atrae tanto a turistas nacionales como Internacionales. Dicho alumbrado se hace en honor a la virgen María y para esta fecha, la mayoría de las calles se cierran.

Como es costumbre en diciembre, todos los primos se reunen. Cada uno se encarga de las velas de su casa. Los niños prenden y apagan las velas ¡cientos de veces! Les quitan la parafina con la que hacen grandes bolas para después jugar con ellas. También prenden velitas romanas.

Las Velitas romanas al hermano de Hugo le producían cierto miedo, pese a que estas eran inofensivas, por que destellaban y soltaban chispitas.

La marca más conocida de aquella época era Chispitas Mariposa

Los días del alumbrado también marcan el inicio de la navidad. Entonces Hugo, sus primos y vecinos se reunen no solo para disfrutar del alumbrado si no que también se dedican a reunir tapas de gaseosa. El objetivo era pisarlas y dejarlas lo más planas posible. Luego con una puntilla le hacían un agujero en el centro y después las traspasaban con un alumbre el cual finalmente cerraban.

De todo este proceso salía una obra de arte, que se constituía de aquí en adelante en el instrumento bullicioso más preciado por cada niño del barrio. Este instrumento es pués una maraca artesanal, la cual además de haber sido hecha por él mismo, lo acompañaría en todas las novenas del niño Dios.

La rutina del diario vivir

Los días transcurren de manera rutinaria. Las mañanas son frescas, los árboles amanecen mojados por el rocío . Un agradable y penetrante aroma a café inunda todos los alrededores. Es un olor que el cerebro interpreta como fuerza, alegría y da un golpe de energía .

Para la mamá de Hugo, el día inicia a las tres de la mañana. Prepara el desayuno y arregla cada cosa para que José lleve todo lo necesario a su trabajo. La hora de salir a trabajar es a las cinco de la madrugada.

José trabaja todo el día y al finalizar la jornada laboral, acostumbra a reunirse con otros trabajadores en las cantinas del pueblo. Mientras tanto en la casa, la mamá de Hugo espera su llegada presintiendo lo peor.

El maltrato familiar ” la mamá de Hugo “

A eso de las 19h José llega a su casa , ebrio y sin controlorar sus límites. Siempre buscaba cualquier excusa para justificar su desenfrenado actuar.

Los golpes son tan fuertes, que la mamá de Hugo termina con la cara llena de moretones. Sus brazos y boca revelan el maltrato por parte de una persona que claramente no la quiere. En una ocasión, hasta uno de sus dientes voló por la sala.

Esta escena se repetía una y otra vez, las navidades eran fatales. No había un 24 de Diciembre; ni un fin de año, en que José no llegara a su casa a acabar con todo y con todos. Celebrar un cumpleaños, hacer una celebración en familia era impensable, claro está, por que todo terminaría en un completo desastre.

Hugo sin poder hacer nada, veía como su mamá lloraba y curaba sus heridas. Él también lloraba y lo hacía en silencio, estaba sumido en una profunda depresión. En medio de su inocencia se preguntaba: ¿por qué no lo deja? ¿por qué no se va con nosotros a otra parte?

Entendiendo a la mamá

Los días y los años pasaron. Hugo fue a la escuela , luego se graduó de bachiller con honores. Ahora con 16 años entendía un poco más del ¿ por qué mamá no se va? Ahora comprendía que mamá no tenía ingresos ¡no sabía hacer nada! salvo cuidar de los pequeños y llevar muy bien la casa.

Tampoco lo denunciaba por que temía que su reacción fuera incontrolada y todo podía terminar en una tragedia. Además es que… denunciarlo era solo un decir. Esto por que el comisario de familia, un hombre jóven de la misma edad y gustos de José, era su amigo. Bebian juntos en los mismos bares del pueblo. Así es que, esta tampoco era una posibilidad.

La justicia nunca iba a estar del lado de la mamá . Tal vez por el contrario, podría ser juzgada y muy mal; esto por ser una mujer que contaba las cosas que sucedían al interior de la casa.

El detonante

Una tarde de Octubre, siendo las 18h, Hugo estaba sentado en la mesa con su hermanito menor, al que solo le lleva tres años. Estaban terminando de cenar. La cena en el campo casi parece un almuerzo: arroz, carne con un guiso de cebolla y tomate y jugo de mango.

Sin esperarlo, de un momento a otro llega José: Borracho y sin casi poderse sostener.

José se dirige en busca de la mamá . Ella estaba sentada en la cocina ensimismada viendo el horizonte. De reprente, vuelve a la realidad gracias a un certero puño de José.

En ese momento, Hugo saca fuerzas de donde no tenía y acompañado de ira y ansiedad, se lanza contra su padre y le propina un golpe que lo deja tendido en el piso.

José apenas lograba entender lo que estaba sucediendo. Trató de levantarse, pero el golpe que le había propinado aquel jóven había sido tan fuerte, que le fue imposible ponerse en pie.

Esa fría noche, José durmió casi inconsciente en el suelo y Hugo entendió que era hora de abrirse su propio camino.

La partida

A la mañana siguiente, José se levantó, se organizó y se fue a trabajar sin mediar palabra. Estaba consternado, esta situación era nueva, ya había alguien que estaba dispuesto a defender como fuera a la mujer de la casa.

Hugo, estaba triste, confundido, desconsolado y tomó la drástica decisión de irse de casa. Por su cabeza no paraba de rondar ¿cuál iría a ser la reacción de su padre? no dejaba de pensar si esto haría que terminara a golpes a su mamá.

Se paró de la cama, organizó su ropa y desayunó con un aire de nostalgia. Saboreaba cada delicioso bocado, degustaba ese sabor delicioso que solo una mamá puede darle a las comidas. Terminó de desayunar y salió en busca de su mamá. La apretó entre sus brazos y llorando le dijo que se iba de aquel lugar que había sido por años un tortuoso hogar.

Ella con cara de tristeza, pero sin llorar, lo miró y le deseó la mejor de las suertes. Contrario a lo que esperaba, lo animó a salir de allí cuanto antes y le afianzó que tenía todo un mundo por descubrir. Lo alentó a trabajar y estudiar.

El llanto era el protagonista de esta escena. Hugo con profunda tristeza hizo jurar a su madre, que se cuidaría y que no permitiría que la maltrataran más. Al lado estaban sus hermanitos, que lo sujetaban de la cintura y un brazo. Lloraban junto a él sin comprender que este podría ser el último día en que se verían.

Llevaba en su espalda un morral con todas sus pertenencias. Lleno de incertidumbre; por no saber que le esperaba, sin tener a dónde ir, sin dinero, y sin saber que iría a ser de su vida. Finalmente parte con rumbo desconocido sin despedirse de su padre.

Una nueva vida

Hugo sale de casa y visita a un familiar cercano a quien le pide prestado un poco de dinero y alojamiento por esa noche.

Llega a la ciudad y empieza a trabajar en un supermercado. Pronto ahorra dinero e ingresa a la universidad en la noche.

Son jornadas muy difíciles. Trabaja ocho horas diarias . A las 18:30h debe estar en la universidad hasta las 22:30h todos los días. Los sábados en el día debe trabajar, en la noche hacer trabajos y el Domingo sin más ni más, también es para estudiar y hacer trabajos.

Cada semana sin falta se comunicaba con su mamá a través de cartas. Para su sorpresa, desde el día de la pelea, José nunca más volvió a pegarle a su mamá y tampoco volvió a maltratar a los hermanitos, eso sí continuó bebiendo.

Con el paso del tiempo, Hugo se gradua de la universidad. Se convierte en un brillante profesional y decide sacar de aquella vida tan sombría a su mamá y hermanos.

Propone a su mamá abandonar a José y esta decide dejarlo solo en su humilde casa.

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La soledad

José está viejo, solo, su vida es una completa rutina: trabaja en el día, toma licor en las cantinas del pueblo todas las tardes y duerme borracho, siempre.

Una profunda nostalgia se apodera de él. Llegar a una casa triste, sola, vacía y fría, de paredes de bareque, un patio inmenso donde antes habían sembrados árboles frutales, corrían dos perros y habían tres niños jugando con ellos.

Escuchando los gritos del silencio y sintiendo la soledad, trata de comunicarse con sus hijos, pero ninguno quiere su compañía. Se sumerge día y noche en el alcohol. Deja de trabajar, entra en depresión y adquiere una neumonía.

Un día es encontrado por un amigo tendido en el piso de la sala de su casa, estaba asfixiado y con fiebre, además alusinaba. Rapidamente su amigo lo lleva al hospital del pueblo donde el médico que lo recibe determina que necesita un manejo especializado y es remitido a un hospital de mayor complejidad. José solo, sin su familia , acepta su realidad y no quiere vivir más. Su estado de salud es crítico y se complica, por lo que es ingresado a la unidad de cuidados intensivos (UCI).

El amigo de José, decide buscar a la familia, quienes sin dudarlo salen en su ayuda.

La conciencia y la muerte

Uno por uno van ingresando a la UCI. Ha llegado el momento en que Hugo debe pasar , se muestra tenso, incómodo, no sabe como actuar. Ingresa al cubículo, José está llleno de cables, se escuchan pitidos por todas partes, es un entorno frío y deprimente. El médico de turno es una persona hostil , que ignora cualquier pregunta y no da explicaciones que la familia de Hugo pueda entender. ¡ Todo lo que dice es complejo !

Hugo se para frente a su padre, estaba en posición boca a bajo, su cuerpo tenía un color entre negro y ligeramente azulado, tenía edema y se veía francamente muy mal. Todo aquello era aterrador para Hugo, quien no tuvo más que ponerse a llorar.

Rápido reaccionó, limpió sus lágrimas , tomó la mano de José y le pidió perdón por aquel puño que había puesto en su cara; sin más palabras se retiró y de una manera extraña sintió un alivio en su corazón y cierta paz en su mente.

Pasaron dos semanas de la hospitalización de José y este nunca dio indicios de mejoría. Por el contrario, su condición empeoró, la fiebre era incontrolable, el riñón y corazón empezaron a fallar. Un martes a las 17:30h un médico de la UCI, los reunió e informó que debían despedirse, ya que en cualquier momento el corazón de José podía detenerse para siempre.

Entraron de nuevo uno a uno, se despidieron y José falleció a la hora siguiente.

Hay decisiones que duelen. Alejarse de la(s) persona(s) que produce(n) dolor puede ser una de ellas.

*Revista Ligera/Agosto 29 de 2024