La Lliga Protectora d’Animals de Sabadell, un lugar que guarda corazones en espera

Hay lugares en nuestras ciudades que funcionan como faros de humanidad, rincones donde la compasión se convierte en el motor que lo mueve todo
La Lliga Protectora d’Animals de Sabadell, que también da servicio a Sant Quirze, es un lugar que alberga esperanza. No es solo un refugio; es una sala de espera llena de segundas oportunidades, un hospital para almas rotas y, sobre todo, un hogar temporal para cientos de animales que un día lo perdieron todo.
La asociación cuenta con un equipo de gran compromiso. Bajo la dirección de su junta, un grupo de profesionales y voluntarios despliega su labor con una dedicación que nace de la vocación. Su misión diaria es una sola: asegurar el bienestar y mejorar las condiciones de vida de los animales abandonados.
La persona responsable del refugio es Claudia Matheja. De origen alemán, que llegó a España hace más de treinta años y, aunque su carrera profesional comenzó como asistente de gerencia en una gran empresa, su amor por los animales la llevó primero al voluntariado y, desde hace dos décadas, a dedicar su vida por completo a la protección animal.
En una conversación sincera y cercana, Claudia nos confiesa cuál es el verdadero salario de los trabajadores, el que no aparece en ninguna nómina: “ Nuestra mayor compensación es tener esa sensación de satisfacción por haber podido ayudar a un número X de animales”. Esa frase resume el espíritu de un lugar forjado a base de esfuerzo y vocación.
De la precariedad a la esperanza
La historia de la Lliga comenzó en 1979, como una respuesta a la abrumadora cantidad de animales abandonados. “Al comienzo todo era muy precario”, recuerda Claudia. “Los perros dormían en casetas pequeñas”. No había un lugar fijo, solo la voluntad inquebrantable de un grupo de personas. El punto de inflexión llegó en los años 80, cuando una herencia les proporcionó el terreno donde hoy se levantan sus instalaciones, un suelo donde la esperanza, por fin, pudo echar raíces.
Lo que empezó con casetas improvisadas es hoy una organización profesional que gestiona presupuestos, compras , donaciones bajo un estricto marco legal y alberga 120 perros y 130 gatos.
Ratón, la historia que lo cuenta todo
Detrás de la eficiencia de una empresa late la realidad de sus habitantes, un 70% de los perros son catalogados como “potencialmente peligrosos”. Esta etiqueta, fruto de una ley estricta y un profundo estigma social, los condena a una espera mucho más larga. Son perros que, como insisten los expertos, no son peligrosos por su raza, sino por la falta de educación e irresponsabilidad que un día sufrieron por parte de sus dueños.

Si hay una historia que la liga puede contar con el alma, es la de Ratón. Un imponente perro American Staffordshire de 12 años, catalogado como PPP, que pasó toda su vida encerrado en un huerto.
Cuando Ratón llegó, estaba en un estado lamentable: desnutrido, sin casi pelo y sin haber conocido jamás una caricia. Después de meses de cuidados, la nobleza que se escondía tras sus heridas emergió. El equipo decidió que, en lugar de vivir en una jaula a su edad, Ratón sería el perro de las oficinas. Hoy, libre, mimado y feliz, les recuerda a todos, cada día, la razón de su trabajo.
Tras las puertas de la Lliga Protectora de Sabadell, más de 250 miradas esperan en silencio. Son las miradas de perros y gatos que guardan en su memoria historias de abandono, pero que aún conservan intacta su capacidad de amar. Ratón es solo uno de ellos. Como él, hay cientos de corazones esperando una caricia, una oportunidad para demostrar la lealtad infinita que están dispuestos a entregar.
Un ejército de corazones altruistas
La Lliga funciona gracias a un equipo incansable. Unos pocos trabajadores se encargan de las labores esenciales que incluyen limpieza y cuidado, pero el alma visible de la protectora es su increíble red de voluntarios: Están los “canins”, que regalan paseos por el bosque para liberar el estrés de los perros; los “felins”, que socializan con los gatos; el equipo de “jardins”, que mantiene el entorno, el de “escoles”, que siembra la semilla del respeto en los más pequeños, además de equip fotografía, equip xarxes, equip estands, entre otros. Son personas que no cobran, pero se enriquecen con cada paseo, con cada ronroneo de confianza, con cada lametón de gratitud, todos necesarios para que la Lliga realice su labor.
El proceso de adopción es un reflejo de su compromiso
No se trata de entregar un animal, sino de unir a una familia. El proceso incluye entrevistas, test de idoneidad, se supervisa la interacción con otros animales de la casa y se establece un periodo de pre-adopción de 15 días. Es un proceso meditado que busca garantizar que esa segunda oportunidad sea, de verdad, para toda la vida.
Tu ayuda puede reescribir una historia
Claudia la extiende también al tejido empresarial de la zona. Señala que, aunque algunas compañías como Amazon realizan aportaciones de alimentos, las donaciones económicas de empresas locales son muy escasas. Sin embargo, destaca enormemente la ayuda de aquellas que, a través de sus programas de responsabilidad corporativa, envían a sus empleados a las instalaciones para pintar, limpiar y ordenar. “Esta ayuda es muy valiosa para nosotros”, subraya, dejando la puerta abierta a nuevas alianzas que fortalezcan su misión
Y la Lliga no se detiene
Mirando hacia el futuro, la asociación tiene un objetivo estratégico claro: Seguir mejorando sus infraestructuras. Gracias a los fondos de una importante herencia, en los próximos años se renovarán las instalaciones comunes de la entrada y, lo que es más importante, parte de la zona de perros. Un proyecto que busca construir mejores jaulas y espacios más dignos, transformando las donaciones y la confianza de la gente en una mayor calidad de vida para sus animales.
Tú puedes ser el protagonista de su próxima historia feliz. Puedes adoptar y cambiar una vida para siempre. Puedes hacerte voluntario y regalarles el paseo que tanto anhelan. Puedes donar desde un euro al mes y ayudar a comprar su comida y sus medicinas. Cada gesto, por pequeño que parezca, es un eslabón en la cadena de solidaridad que los mantiene a salvo.
No dejes que su espera sea en vano. Acércate a conocerlos y a ayudarlos, su sede está ubicada en Sabadell en la Carretera. de Caldes, km 24,2 (delante del Santuario de la Salud), teléfono 93 726 72 27.
Atrévete a escuchar sus historias contadas con la mirada. Te lo advertimos ¡ Tu corazón no volverá a ser el mismo !
*Revista Ligera/ Nhora Vargas/ Septiembre 23 de 2025