¿Qué ganas y qué pierdes al viajar en aerolíneas “low cost”?

¿Qué ganas y qué pierdes al viajar en aerolíneas “low cost”?

Prepárate, porque para que la experiencia sea un éxito, solo necesitas conocer y aceptar las reglas del juego.

El modelo de las aerolíneas low cost revolucionó la industria de los viajes al poner los billetes de avión al alcance de todos. Sin embargo, este ahorro económico no llega sin un coste. A cambio de tarifas increíblemente bajas, los pasajeros renuncian a ciertos servicios y comodidades que son estándar en las compañías tradicionales. Para saber si este modelo es para ti, es clave revisar qué ganas y qué sacrificas

Lo que ganas:

  • la principal ventaja es el precio. La razón más evidente para elegir una aerolínea ‘low cost’ es el ahorro. Los billetes son significativamente más baratos, lo que te permite volar más a menudo o explorar destinos que antes parecían inalcanzables. Este ahorro se consigue eliminando todo aquello que no es esencial para el vuelo.
  • Pagas solo por el vuelo. El modelo ‘low cost’ es puro ‘a la carta’. La tarifa base incluye un asiento y, en la mayoría de los casos, solo un bolso de mano que quepa bajo el asiento delantero. Todo lo demás, desde el equipaje de cabina hasta la selección de asiento, la comida a bordo o el embarque prioritario, tiene un coste extra. Tienes total flexibilidad para pagar solo por lo que realmente necesitas.
  • Más opciones de viaje. Estas aerolíneas han abierto una gran cantidad de rutas a aeropuertos secundarios y ciudades más pequeñas  donde las aerolíneas más grandes no llegan. Además, su alta frecuencia de vuelos te da más opciones de horarios para organizar tu escapada.

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Lo que pierdes: la comodidad y la flexibilidad

El bajo coste se traduce en una experiencia de vuelo más austera. No esperes lujos; el foco está en la eficiencia y la reducción de gastos operativos.

  • Servicios básicos. Olvídate de las comodidades de un vuelo tradicional. No hay comida o bebida gratuita, ni entretenimiento a bordo, ni prensa. Todo se vende por separado y, en general, a precios elevados. La experiencia se reduce a transportarte del punto A al B de la forma más directa posible.
  • Restricciones de equipaje. Este es el mayor “pero”. La política de equipaje es estricta y puede ser confusa. La tarifa más barata solo incluye un pequeño bolso personal.  El bolso para este tipo de viajes tiene unas medidas específicas: 40 X 20 X 25 cm.  Si necesitas una maleta más grande, tendrás que pagar un extra que, si no lo compras con antelación, puede dispararse hasta igualar o superar el precio del billete. Por eso, si viajas con mucho equipaje, es fundamental revisar las tarifas antes de comprar.
  • Aeropuertos secundarios. Para reducir costes, muchas aerolíneas ‘low cost’ operan en aeropuertos que están más lejos de las grandes ciudades. Esto implica un gasto adicional en transporte terrestre y más tiempo de desplazamiento hasta tu destino final. Un billete barato puede no serlo tanto si le sumas el coste de un taxi o autobús extra.
  • Poca flexibilidad ante imprevistos. En caso de retrasos o cancelaciones, las opciones para reubicar a los pasajeros son limitadas. A diferencia de las aerolíneas tradicionales, las ‘low cost’ no suelen tener acuerdos de colaboración para reubicarte en vuelos de otras compañías, y su flota de aviones de reserva es más pequeña. Si un vuelo se cancela, es muy probable que tengas que esperar al siguiente disponible de la misma aerolínea, que podría no salir hasta el día siguiente.

En definitiva, viajar en una aerolínea ‘low cost’ es una decisión inteligente si tu prioridad es economizar y si viajas ligero. La clave está en ser consciente de lo que el billete no incluye y planificar tu viaje para evitar gastos sorpresa.

*Revista Ligera/ Septiembre 18 de 2025

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